MD: Los artistas siempre se interesaron en temas sociales, políticos y culturales, pero por alguna razón, los contemporáneos decidieron involucrarse con más compromiso en los problemas globales. No sólo lo expresan a través de lo visual, sino también estudiando y escribiendo sobre política, cultura, educación, etc. ¿Porqué pensás que los artistas (incluído vos mismo) decidieron tomar este rol?

AD: Las razones varían dependiendo de cada artista, obviamente, pero existen tendencias históricas que son relevantes y vale la pena considerar. La especialización, que se ha dado en todos los campos del conocimiento, nos ha legado pocas figuras públicas capaces de opinar con autoridad sobre asuntos que no estén enmarcados dentro de su propia especialidad. Los científicos están unánimemente de acuerdo en alertarnos acerca del calentamiento global, pero los intereses de los conglomerados mediáticos no tienen en consideración al asunto. Para los científicos, comprometerse con efectividad con la opinión pública significaría  el abandono de sus prácticas científicas para involucrarse en el espectáculo de los medios. Solamente casos muy particulares como Einstein o Chomsky pudieron hacerlo. El crecimiento en el poder de las corporaciones transnacionales es también un factor.

Para las personas que participan de la cultura mediática, es taboo el hecho de involucrarse en temas de política contestataria. El actor Sean Penn fue ridiculizado por su audacia al opinar en contra de la guerra de Irak, y fue satirizado por los «liberales» de Hollywood, como Trey Parker (Team America: World Police). Creo que la intolerancia hacia la actividad artística es en parte una respuesta a esta situación, la cual ha generado una falta de intelectuales públicos.  Ser un artista significa enfrentarse al presente, y no existen demasiadas otras carreras en las que se practique el ejercicio de la libertad para examinar radicalmente la vida y la sociedad. Para decirlo mas crudamente, si los artistas están escribiendo y estudiando más sobre política, cultura y educación, es probablemente en reacción a la disfuncionalidad, sin precedentes, de las sociedades en las que viven.

MD: Decís que vivimos una «progresiva emergencia sociocultural general». Cuáles serían los ítems más importantes de esta emergencia?

AD: Los temas que más he citado son el militarismo, la pasividad inducida por los medios, y el entorno sustentable. Pero sinceramente, son muchísimas las condiciones perturbadoras que podría citar: desde el racismo hasta el tráfico humano, la inequidad, etc. Es por eso que uso el término «general».

MD: ¿Qué cosas se pueden hacer para combatir esta emergencia? Cómo trabaja Artcontext.net en contra de esto?

AD: Hay diferentes lugares desde donde abordar estos problemas: la legislación, los gobiernos y la asistencia humanitaria. Estos puntos son ciertamente importantes. Pero hay dimensiones de nuestra condición social que son nuevas para nuestra generación y, en lo que refiere a equiparar estas diferencias, la imaginación y la creatividad pueden contribuir bastante. Pensemos por ejemplo en la guerra informática. La información forma parte de un sistema de violencia actual, pero esto no es algo que  entienda todo el mundo. Los medios de comunicación están concentrados en su mayoría en generar distracción y propaganda. Básicamente, yo siento que mis actividades están relacionadas a estas condiciones problemáticas de la media y  trabajo para revelarla y comprenderla. Yo soy parte de una extensa resistencia. Hay mucha gente que me inspira y que tiene una energía increíble en favor de la justicia. Mi trabajo conecta diferentes esferas. No es sólo activismo. Es un intento por crear puentes discursivos entre el activismo y la estética. Artcontext es en algunas ocasiones seductor, fascinante y confrontativo. Es filosofía sutil. Es una demostración de las posibilidades técnicas y los problemas que condicionan las expectativas sobre el futuro.

MD: Escribiste ensayos sobre el uso de la violencia y las armas en nuestra vida diaria a través de los videojuegos, los medios de comunicación, etc. ¿Quiénes son los responsables de esto? ¿Quiénes ganan con promover estas tendencias bélicas?

AD: Nadie gana. Pero claramente hay gente muy cínica que se beneficia con la venta de armas, la promoción del miedo, los contratos de reconstrucción, el comercio de recursos naturales, etc. El dinero del Estado, que debería ser utilizado en salud, colegios, seguridad social y, si, en arte, se malgasta en guerras e insanos proyectos militares. Bush declaró que la «guerra del terror» durará toda una generación, si no más. La media y el negocio del entretenimiento juegan un rol fundamental en habituar a la gente a esta idea. Les enseñan a olvidarse de que la paz es posible. Es bastante Orwelliano. La milicia americana tiene muchos problemas para encontrar jóvenes voluntarios y por eso se valen de los videojuegos para reclutar y pre-entrenar a los chicos. Hace tiempo que intento explicar que se trata de un fallo cultural, ya que el componente narrativo de estos juegos funciona como un lavaje de cerebro. Reiterando el tema de la violencia una y otra vez a través de mis escritos y proyectos, trato de alertar a la gente de que este no es un comportamiento social normal ni aceptable.

MD: Muchos de tus trabajos fueron concebidos en base a una interactividad, lo cual implica que no pertenecerá a un autor específico y que estará sometido a constante mutación. ¿Por qué elegís la interactividad y la participación?

AD: La aparición de la World Wide Web en los 90' demostró que existen caminos técnicos que pueden desplazar el poder hacia la media. De repente, yo pude acceder a un mecanismo de comunicación que me permitió tomar contacto con gente de cualquier parte del planeta. Pero muy pronto se hizo evidente que la gente no busca en internet escritos o imágenes, tanto como experiencias. Lo que he estado haciendo durante la última década es buscar experiencias que no sean tan pasivas como la televisión, que comprometan a la gente en el proceso de producir una obra de arte, por ejemplo. Esto no es simplemente un gesto de rechazo a la noción elitista del «genio artístico». Es también una práctica basada en la convicción de que la gente es capaz de adoptar roles más activos de representación e interpretación de este mundo, si se enfrentan a una cultura que los invita a participar.

MD: Trabajos como Bardcode, en el que se fusionan la música, el teatro y el arte, son una demostración de las millones de posibilidades que ofrecen al arte las herramientas digitales (algunas de ellas, imposibles de realizar en términos reales). Sin embargo aún hay mucha gente que no logra entender al arte digital como una nueva expresión del arte, como un resultado de la evolución de la historia. ¿Qué le explicarías a estas personas que todavía se focalizan en las artes académicas?

AD: Creo que Walter Benjamin fue quien logró explicarlo mejor, cuando le respondió a aquellas personas que se preguntaban si la fotografía era o no un arte. El respondió que la pregunta era errada, ya que el arte cambia en respuesta a las condiciones históricas y la tecnología. Honestamente ya no pierdo demasiado tiempo pensando sobre este tipo de opiniones. Cualquier persona que adhiera a la idea de que el arte es solamente la pintura y la escultura está eligiendo mirar hacia el pasado por alguna razón personal. El arte cambia a través del tiempo.

MD: El universo digital es imposible sin tecnología. Teniendo en cuenta que existe una gran cantidad de la población del mundo viviendo bajo la línea de  pobreza, ¿considerás que es una herramienta tendiente a incluir o a excluir?

AD: Las corporaciones que producen computadoras y electrónica no operan, en general, basándose en lo que yo considero un contrato social saludable. Más bien están orientados a la proliferación económica de sus proyectos. Esto mismo ocurre en la industria del aceite y el agua. Aceite y agua no son recursos tecnológicos y sin embargo son víctimas de problemas parecidos. Creo que la tecnología, la cual fue creada y desarrollada bajo las condiciones del sistema capitalista que hoy rige, continuará siendo excluyente para muchos. No pretendo tener respuestas sobre cómo reestructurar la economía del mundo para mejorar las condiciones del presente, pero creo que es uno de los trabajos de los artistas y los escritores, imaginar opciones y caminos mejores de convivencia entre todos.

Con respecto a la cultura mediática, entiendo que un cambio en las leyes podría convertir la información libre en propiedad privada. Yo siempre pongo a disposición los códigos del software que programo, y desarrollo trabajos que son compatibles con sistemas operativos libres (como Linux) porque estoy convencido de que en esos proyectos interactivos conocidos como «open source», está el germen de un sistema mediático más libre e incluyente.  Mucha gente, entre ellos muchos artistas, se sienten seducidos hacia el fenomenal espectáculo de la tecnología mediática, la cual tiende a atraparnos con sus licencias y royalties. Es importante que aquellas personas que participan en la construcción y desarrollo de los próximos avances de la tecnología, lo hagan conscientes de las políticas que generan sus decisiones.